MANIFIESTO 25 DE NOVIEMBRE 2020
“DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES”
Un año más, desde ACADAR volvemos a alzar la voz en señal de dolor y recuerdo por las 80 mujeres que fueron asesinadas a lo largo de este 2020. Con todo, a pesar de la gravedad que transmiten estos datos, en las cifras oficiales solo vemos reflejadas a 41 de ellas: aquellas donde las violencias se sitúan en el marco de las relaciones afectivas, aquellas perpetradas por sus parejas o ex-parejas. Es urgente que se instauren las medidas propuestas en el Convenio de Estambul, la base del pacto de Estado contra la violencia machista, para que tantas mujeres dejen de caer en el olvido y se consideren de manera integral las violencias perpetradas hacia las mujeres por el hecho de serlo, otorgándoles reconocimiento y dignidad.
Asimismo, tenemos muy presentes también a las 19 personas menores de edad que quedaron huérfanas a consecuencia de dicha violencia, y mismo las 3 a las cuales se les arrebató la vida siendo utilizadas como una simple herramienta más para incrementar el dolor de sus parejas o ex-parejas.
Todo esto es solo una ínfima parte de una realidad muy presente que viene de estar recogida en cifras a través de la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, donde se concluye que más de 4 millones de mujeres vivieron algún tipo de violencia durante el año pasado, y donde también queda reflejada la mayor vulnerabilidad de las mujeres con discapacidad (un 23,4 % de las mismas afirma que su discapacidad fue a consecuencia de la violencia física o sexual vivida), cuyo aislamiento e invisibilidad se vio acentuado con motivo de la pandemia de la COVID-19.
La situación excepcional que estamos viviendo está generando una importante crisis a nivel mundial, aumentando las desigualdades e impactando de manera más notoria en las poblaciones más desfavorecidas. Esto constituye una amenaza de cara el cumplimiento del objetivo 5 de la Agenda 2030: la consecución de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. Según organismos como Save the Children o Fundación Malala, los efectos de la COVID-19 podrían llegar a revertir los escasos logros conseguidos en materia de igualdad y consecución de derechos de las mujeres, y más específicamente en el caso de las mujeres y niñas de los países menos desarrollados. Por tanto, el aumento de las desigualdades llevará irremediablemente a un incremento de los matrimonios forzosos y del número de embarazos, lo cual unido al cierre de escuelas se traducirá en un abandono de los estudios y en una mayor exposición a vivencias de explotación sexual, violencia o abuso.
A nivel estatal, la violencia machista tuvo un impacto más directo si cabe durante el confinamiento, en el que muchas mujeres se encontraron literalmente atrapadas con sus agresores y con mayores dificultades para acceder a los recursos de asistencia correspondientes que se vieron afectados por los recortes y restricciones propias del confinamiento. Según los datos proporcionados por el Ministerio de Igualdad, durante este período se apreció un aumento del 60% en las peticiones de ayuda a los servicios de asistencia, lo que refleja la preocupante situación a la que se vieron abocadas estas mujeres.
Es de señalar que en el caso de las mujeres o niñas con discapacidad los obstáculos de cara a alejarse de una situación violenta o acceder a dichos servicios básicos de ayuda se ven aumentados: la falta de accesibilidad a esos recursos, residir en zonas rurales donde los desplazamientos autónomos son imposibles, infantilización, sobreprotección, la falta de credibilidad... Es necesario tener en cuenta que previamente a este panorama excepcional derivado de la crisis sanitaria, las mujeres y niñas con discapacidad ya estaban en situación de desventaja en relación a las mujeres que no tienen discapacidad, lo que se refleja en los datos aportados por el Parlamento Europeo, según el cual el 80% experimentan a lo largo de sus vidas algún tipo de violencia; asimismo y sumado a esto, la situación derivada de esta pandemia no hizo más que incrementar la pérdida de sus derechos.
Desde ACADAR queremos hacer también un llamamiento en relación al preocupante incremento de la violencia online experimentada por niñas y adolescentes, en un escenario en el que aumentó el uso de internet debido al acceso a la educación a distancia y de las redes sociales en general, exponiéndolas en mayor medida al ciberacoso.
Finalmente, no queremos dejar de señalar que las mujeres no son solo las más afectadas por esta crisis que estamos experimentando, sino que son la llave para su recuperación, teniendo en cuenta su mayor implicación en el trabajo sanitario y vinculado a los cuidados -tan poco reconocido, por otra parte-.
Concordamos plenamente con ONU-Mujeres en considerar fundamental una respuesta rápida y específica centrada, entre otros aspectos, en mitigar y reducir la violencia machista y promover la protección social de mujeres y niñas. Teniendo esto como premisa, desde ACADAR EXIGIMOS:
No más violencia machista. ¡Ni una menos!
Santiago de Compostela, 25 de noviembre de 2020